26 de octubre de 2015

La sangre del cordero (Thomas F. Monteleone)



Cuando ves que un mismo escritor tiene cuatro premios en los Bram Stoker Awards, que son los galardones presentados por la HWA (Horror Writers Association), las expectativas a la hora de leer alguna obra suya son muy grandes. Así que con esta perspectiva elijo "La sangre del cordero" ganadora de los BSA en el año 1992, en dura pugna con autores de renombre como R. Koontz, M. Costello o Dan Simmons.

La novela promete mucho, y comienza respondiendo a las expectativas. Un sacerdote Jesuita, el padre Peter Carenza al cumplir 30 años comienza a sufrir una serie de transformaciones físicas y espirituales; al parecer puede realizar milagros. 

El Vaticano, por supuesto, está detrás de todo ello, consiguen traer a Carenza a Roma y le explican que él es el resultado de un experimento genético realizado por un departamento secreto del la Iglésia Católica. 

Al parecer hace 30 años consiguieron clonar a Peter con la sangre extraída de la sábana santa. Por tanto, Peter Carenza es un clon de Jesucristo. Amén. Cuando Peter asimila la verdad decide escapar de Roma, no quiere ser sometido a pruebas como si fuera un conejillo de indias.

La Curia y sus ramificaciones menos legales le persiguen, Marion, una periodista, se ve envuelta en el caso y decide ayudarle.

Hasta aquí el planteamiento de la novela, impecable, una trama que da mucho juego, poderes ancestrales de la iglesia mezclados con tecnología genética, original, de acuerdo, el lector puede asumirlo.

Pero a partir de aquí la trama enigmática principal se va diluyendo a cada página, Peter se convierte en una especie de predicador ambulante, se enamora de la periodista y se carga a su mejor amigo por celos, para acabar con un final que pretende ser apocalíptico y no llega ni siquiera a incomodar mínimamente al lector. 

Es como si la primera parte de la novela la hubiera escrito Monteleone y le hubiera dicho a su becario, venga, acaba la novela tú. Una auténtica desilusión, un insulto al lector, que una vez más hace cuestionarme la imparcialidad de los Bram Stoker Awards.

Nota: 5/10

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