25 de septiembre de 2015

En el bosque, bajo los cerezos en flor (Ango Sakaguchi)


Va por delante que mi conocimiento de la cultura japonesa, y no digamos ya de la literatura japonesa roza el cero absoluto, lo poco que sé sobre horror japonés viene del visionado de películas como The Ring y otras parecidas en que los personajes siniestros se mueven a pocos frames por segundo, dando por sentado que si no dan miedo, al menos provocarán en el espectador un fuerte dolor de cabeza.

Con estos antecendentes me predisponía a leer "En el bosque, bajo los cerezos en flor" de Ango Sakaguchi. Así que antes de meterme en harina busqué información del autor, y con agrado recopilé algunos datos de interés.

Al señor Ango Sakaguchi le tocó vivir en una época complicada, nació justo para sufrir en sus propias carnes la primera y segunda guerra mundial. En el seno de una familia de trece hermanos, Ango, de los más pequeños no disponía de mucha atención de sus padres, así que pronto cogió papel y pluma y comenzó su periplo como escritor.

Al parecer es considerado un autor polémico en su propio país. Cuando Japón, una sociedad fuertemente disciplinada, con una inculcación directa en vena de valores tradicionales, vivía de lleno el ataque de Pearl Harbour y sus consecuencias posteriores, Ango no se cortaba un pelo y decía esto: Los jóvenes pilotos kamikaze elegían la muerte, no voluntariamente, sino por miedo a la vergüenza impuesta por prejuicios culturales de la sociedad nipona.

Lo cual tiraba por tierra el supuesto honor japonés, y le supuso una legión de enemigos, así como que lo tacharan de anti-sistema.

A pesar de ello, el tiempo ha colocado su obra como un referente del género fantástico grotesco e inquietante. Admirador de Poe, faltaría más, incluso llegó a publicar algún trabajo imitando el estilo literario del maestro del horror.

Partiendo del sustrato folclórico japonés, de una ambientación de época legendaria, Ango nos sumerge en un horror abstracto, donde el verdadero miedo yace en la naturaleza misma de las personas.

En el bosque, bajo los cerezos en flor, Sakaguchi parte de un bucólico paisaje de la campiña japonesa, que va moldeando y transformando en algo lúgubre y peligroso, y cuenta la historia de un bandido que se refugia en la montaña al amparo de un bosque de cerezos, allí comete sus robos y secuestra a las mujeres que le apetece, hasta que cierto día conoce una mujer de la que queda completamente ensimismado, esta bella y extraña dama es muy caprichosa, y su lista de deseos es infinita, de manera que él se deja la piel en intentar complacerla, sin embargo, la cosa se desmadra cuando los antojos de la señorita incluyen asesinatos y decapitaciones múltiples. 

"El hombre miró hacia atrás y vio que, agarrada a su espalda, había una vieja de cara ancha y piel amoratada. Tenía la boca rasgada hasta las orejas, el cabello era una maraña verdosa."
(Cita de En el bosque, bajo los cerezos en flor de Ango Sakaguchi)

En el mismo volumen editado en España se encuentran los relatos "La princesa Yonaga y Mimio" y "Consejero Murasaki", ambos del mismo estilo, aunque con algo menos de gancho.

La obra más grotesca de Sakaguchi bien podría ser la suma de su imaginación mezclada con el consumo de Philopon (metanfetamina), además de abusar del alcohol, a partir de 1947 se vuelve adicto a esta sustancia de efectos alucinógenos y otras drogas, así como calmantes y pastillas para dormir, lo que probablemente tuvo algo que ver en su prematura muerte a los 48 años de un aneurisma cerebral.

Los relatos descolocan completamente al lector occidental , el cual no sabe si está leyendo un relato de fantasmas, una historia gore, o bien, un cuento popular japonés.

Nota: 6/10

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