9 de octubre de 2015

El Golem (Gustav Meyrink)



Hoy abre Google su doodle con el aniversario del reloj astronómico de Praga, desde aquí aportamos nuestro granito de arena a promover la cultura Checa con la reseña de la obra cumbre de Gustav Meyrink, El Golem. Una extraña coincidencia que nos hace finalizar de leer una obra cuando se celebra alguna efeméride relacionada con su autor (y no es la primera vez, esto empieza a inquietarme).

Al igual que el reloj de Praga está repleto de símbolos, la obra de Meyrink es un compendio de figuras esotéricas donde los sueños se mezclan con la realidad y se aderezan con leyendas cabalísticas.

A los 24 años a raíz de un intento abortado de suicidio, Meyrink se adentró en el mundo de lo esotérico y lo oculto, fundó una logia teosófica cuyo nombre era “La Estrella Azul”. También mantuvo contacto con la masonería, los rosacrucianos, los illuminati, y otras logias hoy ya desaparecidas en el olvido del tiempo. Como otros escritores del fin de siglo, fue miembro durante algún tiempo de la orden del Amanecer Dorado (Golden Dawn) junto con Arthur Machen, Algernon Blackwood, H.G. Wells o Bram Stoker.

Al parecer Meyrink creía en las artes adivinatorias, y así las aplicaba a sus prácticas de asesoramiento bursátil, con pésimos resultados como era de esperar (aunque esta práctica no ha variado mucho después de un siglo). Al menos, estas aficiones quedaron inmortalizadas en sus obras.

Cuentan que un rabino creó, según métodos de la Cábala ahora olvidados, un hombre artificial, el Golem, para que lo ayudara como su criado. Esta criatura es fuerte, pero no inteligente, Si se le ordena llevar a cabo una tarea, la llevará a  cabo de un modo sistemático, lento y ejecutando las instrucciones de un manera literal, sin cuestionamiento ninguno.

Así esperaba encontrar un libro que narrara las peripecias del Golem de Praga, pero Meyrink le da la vuelta al tema, y basándose en esta antigua leyenda cuenta una historia que poco o nada tiene que ver con el Golem original.

Athanasius Pernath, tallador de piedras preciosas, vive en el gueto judío de Praga, y le comienzan a suceder extraños hechos, nos zambullimos en la vida del gueto checo de finales del siglo XIX, donde deambulan un montón de pintorescos personajes, a cual más grotesco y extraño.

Pernath vive entre sueños, visiones difusas, y cruda realidad. Sus sensaciones son confusas, ésto lamentablemente hace que el lector no versado en la obra de Meyrink se sienta perdido, quizá fuese necesario conocer la Cábala para entender más a fondo algunos pasajes de la obra o bien saber que es el libro Ibbur (la fecundación del alma), que un extraño personaje entrega a Athanasius al comienzo de la novela.

Varias tramas se entrecruzan, enamoramientos, sed de venganza, continuos enigmas. He de reconocer que me ha costado mucho llegar al final del libro, afortunadamente la última parte parece que se centra más en los acontecimientos y deja un poco de lado los temas neblinosos.

Puro simbolismo, así es el Golem, un auténtico crucigrama cabalístico que nos muestra una Praga mística pero a la vez muy cruda. Un gueto que fue demolido por insalubre, y que cada 33 años según la tradición ve como se pasea un Golem obligado a vagar eternamente sin descanso, quizá el Golem que anida en el inconsciente de cada hombre.

Nota: 3/10

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